Soy mi cuerpo. Y mi cuerpo está triste, está cansado. Me dispongo a dormir una semana, un mes; no me hablen.
Que cuando abra los ojos hayan crecido los niños y todas las cosas sonrían.
Quiero
dejar de pisar con los pies desnudos el frío. Échenme encima todo lo
que tenga calor, las sábanas, las mantas, algunos papeles y recuerdos, y
cierren todas las puertas para que no se vaya mi soledad.
Quiero
dormir un mes, un año, dormirme. Y si hablo dormido no me hagan caso,
si digo algún nombre, si me quejo. Quiero que hagan de cuenta que estoy
enterrado, y que ustedes no pueden hacer nada hasta el día de la
resurrección.
Ahora quiero dormir un año, nada más dormir.
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